Título original: What dreams may come
Dirección: Ronald Bass
Géneros: Fantástico, drama
"Las buenas personas van al infierno porque son incapaces de perdonarse a sí mismas":
Tras la muerte de sus dos hijos, el doctor Chris Nielson y su esposa Annie continúan su vida a duras penas. Chris también muere en un accidente de coche y, cuando llega al cielo, conoce a Albert, que le muestra lo maravillosa que es la vida en el Más Allá. Mientras tanto, la soledad sume a Annie en una locura que la aleja cada vez más de su vida.
La película, visualmente hablando, es la cosa más bonita que he visto en mi vida. Los efectos especiales son prácticamente insuperables, pero no en rollo Avatar, que han dicho: "Vamos a hacer una película con un argumento muy simple, ¡pero no os preocupéis!, lo compensaremos con buenos efectos especiales", no. Aquí la imagen se combina a la perfección con la historia.
Robin Williams interpreta a Chris, un hombre que pierde a sus hijos, pocos años muere él también, y su mujer, sumida en la máxima desesperación, se suicida. Pero ¡sorpresa! Mientras su marido y sus hijos están en el cielo, ella acaba en el infierno, y cuando Chris se entera, no duda ni un momento en ir a rescatarla.
Es realmente preciosa, preciosa, pero le falta algo (llámalo X), pero tengo una teoría: en cuanto nuestro queridísimo Robin Williams llega al cielo, casi todas las personas que se encuentra allí son viejos conocidos suyos en vida, que parece que simplemente los han puesto en la historia para que Chris pueda cumplir su misión. Yo creo que si los personajes fueran independientes y tuvieran una historia propia, la película habría resultado más emotiva y más creíble.
¡Ojo! ¡No la confundáis con el filme de Disney con el mismo nombre! ¡NO ES LA MISMA!
Y ya tampoco hay nada más que decir, es una película cortita y que, comparada con otras, pasa muy desapercibida.
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