Título original: The Iron Queen
Editorial: Darkiss
Autor: Julie Kagawa
Género: Fantasía, romántica
Faltan menos de veinticuatro horas para que cumpla diecisiete años. Aunque técnicamente no son diecisiete años los que cumplo. He pasado demasiado tiempo en Nuncajamás.
Cuando estás en el País de las Hadas, no envejeces, o envejeces tan despacio que ni se nota. Así que, aunque en el mundo real ha pasado un año, seguramente solo soy unos días más vieja que cuando llegué al Nuncajamás.
En la vida real he cambiado tanto que ni me reconozco.
Me llamo Meghan Chase.
Pensaba que todo había terminado. Pensaba que había dejado atrás mi tiempo con los duendes, las decisiones vertiginosas que tuve que tomar, los sacrificios que tuve que hacer por aquellos a quienes amaba. Pero se avecina una tormenta, un ejército de duendes de Hierro que me hará volver al País de las Hadas chillando y pataleando. Que me alejará del príncipe desterrado que juró quedarse junto a mí y me arrastrará a una guerra tan destructiva que no estoy segura de que alguien pueda sobrevivir a ella. Esta vez, no habrá vuelta atrás...
¡Qué maravilla de libro! ¡Qué cosa más bonita! ¡No he llorado tanto desde la segunda vez que vi Los Miserables! Admito que al principio me mostré un poco reacia a leerlo, pero desde la primera página te engancha, y le coges muchísimo cariño a todos los personajes.
Lo único es que es el tercer libro de la saga The Iron Fey, y no me he leído los anteriores. Pero, igualmente, como Meghan te lo va explicando todo un poco por encima a lo largo de la historia, te enteras bastante bien de todo.
Lo más maravilloso de este libro me ha parecido el final, que no voy a poner porque sería spoiler y soy cabrona pero no tanto. Cuando lo empecé estaba normal, pensando: "¡Sólo me quedan X páginas para acabar el libro!" y al final acabé inundando mi casa. una cosa así era yo, pero sin coleta:
Y es que no podía evitar imaginarme esa escena, a partir de la tercera viñeta, con la musiquita de El Rey León, sí, esa que suena cuando Simba está con Mufasa mirando las estrellas, o cuando ya de mayor habla con su padre que está en el cielo. ¿No? Bueno, da igual...
Una curiosidad que tengo es: ¿eres Team Ash o Team Puck?
P.D.: Iba a colgar una crítica de otro libro antes de éste, pero cierta persona un par de años menor que yo con la que comparte ADN y vivimos en la misma casa me lo perdió cuando sólo me quedaba un capítulo para acabarlo.
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