lunes, 2 de diciembre de 2013

Un mundo feliz

Título: Un mundo feliz
Título original: Brave New World
Editorial: Edhasa
Autor: Aldous Huxley
Género: Ciencia-ficción

"Y, sin embargo, el muchacho no tenía mala intención. Lo cual, en cierta manera, empeoraba aún más las cosas. Los que querían  mal se comportaban igual que los que querían mal".

Un mundo feliz es sin duda una de las distopías más lucidas, perspicaces y fecundas que nos ha legado el siglo XX, así como una de las novelas más leídas de todos los tiempos. Interpretada en ocasiones como una precoz advertencia de los totalitarismos que asolarían Europa, pueden leerse también en ella acertadas consideraciones sobre la biotecnología, la ingeniería genética o la manipulación propagandística. Sin embargo, si se ha impuesto como un clásico de la novela es por su innegable calidad y transparencia narrativa.

Uno de mis libros favoritos en todo el mundo y casi el que más veces he leído, con esta cinco. La razón ha sido porque hoy me examinaba en el instituto de este libro y aunque casi me lo se de memoria quería tenerlo fresco en mi memoria.
Es imposible decir nada malo de él. Es un clásico. Una genialidad. Simplemente bestial. En él se nos describe una sociedad distópica, en el que todo el mundo pertenece a todo el mundo y la felicidad es casi inevitable. Las relaciones sexuales y la promiscuidad es algo normal y no existe núcleo familiar alguno ni lazos afectivos entre los habitantes de este mundo. Además, según su inteligencia y servicios a la sociedad, la población está dividida en varias castas: Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Épsilones, cada uno con más capacidad intelectual que el anterior. Pero, un día, nuestros dos protagonistas, Bernard y Lelina se marchan de vacaciones al llamado Malpaís, y allí se encuentran una sorpresa no muy agradable...
Lo leí por primera vez a los once añitos, y si entonces lo leí bien, ahora tengo la cabeza llena de ideas y pensamientos sobre este mundo. Sí, lo reconzco, es un libro raro, pero da mucho, muchísimo que pensar, y nada de lo que da para pensar es en balde. 


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