jueves, 25 de diciembre de 2014

Yule, Hanukkah, Navidad....


Voy a copiarme un poco a mí misma y voy a hacer lo mismo que con Halloween, porque al fin y al cabo, ¿qué fiestas que celebremos hoy en día no tienen un origen antiquísimo? Y por favor, no me digas que el de San Valentín y que eso lo inventó El Corte Inglés. Las celebraciones del solsticio de invierno son muy diversas, pero yo creo que con centrarnos en unas pocas es suficiente...


Las fiestas de Yule celebran el solsticio de invierno y el comienzo de los días largos. Originalmente la celebraban la Escandinavia precristiana, en relación con la mitología germana y el paganismo nórdico. Duraba trece días y constituía una fiesta de familia: estaba dedicada a la fertilidad, a la familia, al sol, a los cultivos... A pesar de ser la celebración más antigua de la que se tiene constancia, un montón de grupos religiosos (como por ejemplo la Wicca) lo siguen celebrando hoy en día.


Los romanos también celebraban el solsticio de invierno, cuando "el sol vence a las tinieblas". Ya conocían esta fiesta de los Escandinavos, pero ellos le dieron un sentido cristiano (siglo IV). Como podréis haber adivinado, sí, se celebra las noches del 24 y el 25, cuando nace Jesucristo, el sol que vence ante la oscuridad. Sin embargo, en algunas Iglesias Ortodoxas que no han aceptado el calendario gregoriano, por lo que esta fiesta es celebrada el 7 de enero. 


Los incas y los aztecas también tenían sus celebraciones respecto al solsticio de invierno: por un lado, los incas celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli (dios del sol y la guerra) en lo que para nosotros sería del 7 al 26 de diciembre; por otro, los aztecas también rendían culto a su dios del sol y era marcado el primer día de su calendario.


Ahora hablemos de la tradición hebrea y de su fiesta: Hanukkah (חֲנֻכָּה), también conocida como la Fiesta de las Luces. Celebrada durante ocho días, conmemora la derrota de los helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los Macabeos sobre los griegos, y la posterior purificación del Templo de Jerusalén de los iconos paganos (II a.C.). Esta festividad dura ocho días, durante los cuales en cada uno de ellos se enciende una vela de un candelabro, hasta que a la llegada de la última noche están todos completos. Cabe destacar que esta fiesta para los judíos no es como el Sabat, que es sagrada, así que no hay razón religiosa para que no acudan a trabajar.



Como ya veis, celebraciones hay para todos los gustos. Recordad que nunca está de más aprender sobre otras culturas, aunque no cuente para que aprobéis Bachillerato. Así que haced un hueco en vuestro cerebro para unos poquitos datos generales más.

1 comentario:

  1. ¡Felices fiestas sea cual sea las que celebres! Ojalá tengas un 2015 mejor que este 14 al que le quedan 4 días y que todos tus propósitos se cumplan ¡hasta el de formar equipo con Meg!

    ResponderEliminar